jueves, 27 de febrero de 2014

22-M: marchas de la dignidad Nafarroa

La situación por la que atravesamos exige por parte de los grupos sociales, sindicales y políticos, así como por parte del amplio sector de la población dañado sistemáticamente por las políticas del presente, dar una respuesta unitaria, contundente y organizada a las diferentes instituciones que nos condenan a una salida incierta, poco social e injusta de la crisis.
Marchas de la dignidad
 La economía especulativa ha ido acompañada de la corrupción política y los favores personales de la clase dirigente. Muchas decisiones políticas han estado patrocinadas por el negocio privado. Obras públicas innecesarias, la especulación urbanística, o la política sobre las eléctricas no han buscado el beneficio para la mayoría de la sociedad. En Navarra, en las últimas semanas, estamos asistiendo también a nuestro particular caso de corrupción.
Ha existido una utilización particular de datos oficiales para beneficiar a personas y empresas concretas. Y no cuestionamos el actuar de una o dos personas, sino de un modelo, porque no estamos sólo ante un problema de gestión. Estamos ante una forma de gobernar que no se preocupa de la mayoría social y que no trata de paliar al máximo los efectos más negativos de la crisis. Si la corrupción es inaceptable en todas las situaciones, lo es más en este contexto.

Que la clase dirigente desde las instituciones públicas se dedique a sus negocios en un momento en el que las personas damnificadas de la crisis son cada día más, resulta intolerable. Por otra parte, en el relato sobre la crisis hay muchas mentiras interesadas, obsesionados por la austeridad nos quieren hacer olvidar que fue la economía especulativa quien la provocó. Ni lo público ni la mala suerte son los responsables de esta situación insostenible a nivel social. Detrás de esta crisis está un modelo, el capitalista, incapaz de mejorar en igualdad de condiciones la calidad de vida de la mayoría de las personas. Y esa es una de las ideas centrales, hasta ahora todas las salidas propuestas por la derecha y el neoliberalismo han pasado por defender precisamente a quienes son los responsables de esta situación; en lugar de salvar a la gente se salva a los bancos, a los especuladores… a los que más tienen.

 Por eso la movilización social, la presión, la organización, el apoyo y la solidaridad son cuestiones importantes ante el panorama que se nos ofrece. Y más teniendo en cuenta que la desigualdad va a más, que en los últimos meses los desahucios, lejos de pararse han aumentado, que los ataques a lo público son más fuertes y sistemáticos, que la corrupción en los ámbitos institucionales está extendida, que la represión de la protesta social es algo realizado conscientemente desde el poder, que el recorte de derechos sociales y laborales es evidente y que la clase dirigente no escucha ni atiende las demandas de la mayoría social sobre estos temas. Por eso estamos obligados y obligadas a dar una respuesta clara, lo más amplia posible y con el objetivo puesto en parar las medidas antisociales de los diferentes gobiernos, tanto el del PP como el de UPN en Navarra. Aquí, tras muchos años en los que se nos quiso vender la idea de la comunidad idílica, vemos que las necesidades sociales, la desigualdad social, la desesperanza en amplios sectores de la sociedad, el futuro incierto de miles de jóvenes, la amenaza del despido o del desahucio es también insoportable.

 En Navarra el paro ha aumentado en las dos oleadas de destrucción de empleo que se han producido, la pobreza severa se ha duplicado, cerca de 60.000 personas se encuentran en el umbral de la pobreza, son miles de familias las que no reciben ningún tipo de prestaciones, los desahucios golpean a los sectores más débiles, las listas de espera en salud aumentan cada mes, los ataques a la educación pública son algo sistemático de UPN, la modificación de la Ley de la Renta Básica expulsó de la protección social a unas 2.000 familias y lo que se nos ofrece es más recortes, más Reyno de Navarra Arena, más circuito de Los Arcos y más debilitamiento del estado del bienestar.
 Por eso basamos nuestras reivindicaciones en seis puntos básicos
 1. No a la corrupción, Gobierno dimisión.
 2. Contra el paro y la precariedad laboral. A favor de la creación de empleo digno, con derechos y estable. 3. Contra los recortes sociales que afectan directamente a la sociedad, minando los mecanismos de protección y desarrollo social contemplados en la Constitución española y en la declaración de los Derechos Humanos, como por ejemplo aquellos que van ligados a la jubilación, la sanidad, la educación y los servicios sociales básicos.
 4. A favor de los servicios públicos universales y de calidad.
 5. Por una política real contra la corrupción instaurada en las instituciones gubernamentales, políticas, económicas, financieras y judiciales.
 6. A favor de una auditoría, no al pago de la deuda ilegítima
 Por todo esto convocamos la Marcha de la Dignidad, que partirá desde Pamplona-Iruña el 1 de marzo y llegará a Madrid el 22. 
 Firman este escrito: Akina de la Cruz Maya, Iñigo Muerza, Eneko Yoldi, Javier De Miguel Saenz, Begoña Alfaro García, Fernando Espinosa Fernández de Arcaya, Carlos Rodríguez Montes

Las marchas partirán desde distintos puntos de España. Protestan contra la situación de "emergencia social" y piden un golpe de voz para reconquistar los derechos sociales que, dicen, están siendo "robados". A las marchas se unirán colectivos como la Marea Blanca, Verde y Azul y trabajadores de Coca-Cola, Panrico y la EMT, entre otros muchos.

1 comentario:

  1. Yo apoyo todas las reivindicaciones de la Marcha (y otras muchas que no aparecen); pero que no me hablen de unidad, derechos sociales y derechos humanos, cuando esta marcha está promovida, entre otros, por UGT (sindicato corresponsable de la situación y condiciones laborales actuales, siempre más al servicio de la patronal que de los trabajadores...) y por la Cumbre Social en la que se encuentran tres sindicatos de policía y guardia civil, entre varios más colectivos responsables de la política social actual y de la represión en todas sus facetas. Algo pasa en esta movida con la unidad, cuando no veo a los sindicatos ELA, LAB, ESK, etc., ni a otros muchos colectivos sociales y populares apoyándola.

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